[AD] Turno 12 [Grupo] [Montañas, Medianoche]
Montañas de la Boca del Desierto, 12 de Tarsakh (abril), 1372 CV Año de la Magia Salvaje. Hacia la Medianoche.
[Shadril]
Shadril sintió un gran alivio al ver que Amroth había vuelto, pues la tardanza del explorador había llegado a crisparle los nervios de preocupación. Corrió hacia este para tratar de averiguar que másestaba pasando.
- ¿Y las hogueras? – Preguntó con excitación. - ¿Están quemando algún asentamiento? – La voz de la elfa revelaba el desasosiego de que algun inocente estuviera en peligro.
Shadril ya tenia la mochila en la mano para ponerse en camino, pues en la espera se habia preparado para ponerse en camino inmediatamente. Mientras aguardaba con ansiedad una respuesta de Amroth que aclarara un poco más el misterio de aquellos fuegos, volvió la mirada hacía Aramir para ver si estaba preparando para marchar. La opción de quedarse allí con las manos ociosas, mientras una banda de salvajes orcos atacaran a alguien, no se le habia pasado por la cabeza ni por un momento.
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- No me he acercado lo suficiente para saber lo que son. Los orcos y el humano parecen dirigirse a uno de los fuegos – dice señalando al fuego pequeño, la antorcha prácticamente se ha reunido ya con él. - Pero si están quemando algo no parece un asentamiento, demasiado pequeño. Puede ser un fuego de campamento o incluso una pira funeraria, pero nada más. En cuanto al otro – añade señalando el fuego más grande – desde luego es demasiado grande para un campamento, y si es una pira funeraria es digna de un rey. Algo grande se está quemando allí, puede que una casa.
Mientras Amroth hablaba, Shadril pasaba su peso de un pie a otro de forma nerviosa al tiempo que lanzaba breves miradas a los fuegos que podían verse en la lejanía. Aramir, por su parte, que sabía lo que le esperaba, se puso a recoger sus cosas y se preparó para reanudar la marcha. Otra noche que pasamos en blanco, aunque la idea lo desanimó al principio se volvió a animar al darse cuenta que a pesar de la edad y del tiempo de relativa inactividad pasado en el valle no había hecho demasiada mella en él. Se sentía capaz de pasarse toda la noche persiguiendo orcos.
- Pues no podemos quedarnos aquí parados cuando unos orcos podrían estar atacando un poblado tan cerca. Debemos ir allí de inmediato y tratar de ayudar.
Ninguno de sus compañeros se lo discutió. No tanto por estar de acuerdo, como por que sería inútil. Rápidamente se pusieron en marcha, directos al fuego más grande de los que podían verse desde su posición elevada, con el explorador a la cabeza. La sacerdotisa tenía que hacer un esfuerzo consciente para no adelantarse. La urgente necesidad de quien quiera que estuviese siendo atacado por los orcos (si es que ese era el caso) la impulsaba a correr tanto como podía: Sin embargo, el sentido común y la prudencia le indicaban que debía dejar que el explorador fuese delante.
Un rato después, el grupo llegó al fuego más grande de los que se veían desde las ruinas de la torre. Tratando de encontrar un equilibrio entre la cautela y la celeridad, los aventureros se acercaron a lo que parecía una casa ardiendo. Más bien una cabaña, por lo que quedaba de ella. El fuego, aunque aún ardiendo, ya no lo hacía con la misma intensidad.
No había señales de atacantes, ni de víctimas. La cabaña no parecía formar parte de ningún asentamiento, si no que era una construcción solitaria. Tampoco se podían ver cadáveres por la zona. De hecho, a parte de la cabaña en llamas, la única otra señal de que alguien hubiera estado allí es un poste, situado a unos doce pasos de la casa, con un trozo de piel curtida, de alguna clase de animal sin identificar, con un dibujo. La luz del fuego es más que suficiente para ver con claridad el dibujo, sin embargo, tan sólo Aramir pudo reconocerlo.
- Es una señal de advertencia orca. Indica lugar maldito o magia peligrosa.
Mientras el guerrero humano y la sacerdotisa elfa trataban de determinar lo que significaba todo aquello, el explorador elfo volvió a reunirse con ellos, a pesar de que no habían notado que se ausentara.
- Eran unos diez, no se si eran orcos, pero se han ido por allí. - dijo señalando hacia el norte. - si los perseguimos ahora, es probable que perdamos el rastro del otro grupo, el que va con el humano.
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