Blogia
Afanas

[AD] Turno 13 [Grupo] [Montañas, Medianoche]

 

Montañas de la Boca del Desierto, 12 de Tarsakh (abril), 1372 CV Año de la Magia Salvaje. Pasada la Medianoche.

 

[Shadril]

Shadril esperó por las reacciones de sus compañeros durante un tiempo prudencial, pues no quería parecer demasiado ansiosa, ni obligarles a tomar un camino sólo porque ella la hubiera escogido. Pero al parecer, ambos preferían dejar en sus manos el siguiente paso.

La sacerdotisa se inclinó por la decisión que le pareció más obvia. – Creo que deberíamos seguir al grupo más pequeño, el que acompaña al humano, para averiguar si realmente es un prisionero. No existe nadie a quien los orcos odien más que a los humanos, así que no es probable que le ampare nada bueno. Por otro lado, también será más fácil recuperar el rastro del grupo más grande si tenemos que volver sobre nuestros pasos.

Iluminada por las llamas, Shadril contempló entristecida la destrucción que causaba el fuego en aquella vivienda. Aguardaba sus respuestas con ojos anhelantes, mientras recolocaba su equipo para emprender una persecución apresurada. Sabía que el tiempo correría muy deprisa si el destino de un cautivo dependía de los sanguinarios y salvajes orcos.

 

[]

El grupo se puso en marcha, guiado por Amroth, para tratar de encontrar al grupo que acompañaba al humano. Aramir aún estaba preocupado por el significado de la señal orca. En realidad, más que preocuparle que el lugar estubiera maldito o hubiese en el área una magia peligrosa, lo que le preocupaba era el hecho mismo de que los orcos lo hubiesen marcado. Eso implicaba organización y cierto nivel de preocupación por sus congéneres. Y cuando los orcos actuaban así, sólo podía siginificar problemas.

 

No tardaron mucho en encontrar al grupo orco. A instancias del explorador, el trío de aventureros se acercó sigilosamente a su posición. Desde donde estaban, ocultos por las rocas, podían ver a los orcos. Aparentemente, el grupo que escoltaba al humano se había encontrado con otro grupo, posiblemente lo que quemaron la casa. En total, el grupo de allí abajo estaba formado por diecisite orcos y un humano.

 

La escasa iluminación que proyectaba la antorcha que llevaba uno de los orcos, probablemtne en deferencia a su invitado humano, permitió a los agudos sentidos de los aventureros ver lo que pasaba allí. Y el volumen utilizado por los presentes, así como la acústica del lugar les permitieron oír lo que allí se hablaba.

 

El humano, vestido con una coraza, no portaba armas. Aunque de poco le habrían servido contra tal cantidad de orcos bien pertrechados. Por lo demás llevaba ropas sencillas. Mientras el humano observaba, dos de los orcos discutían a viva voz. Utilizaban para ello su propia lengua, pero más tarde Aramir explicaría a sus compañeros que el orco que acompañaba al humano insistía en llevarlo ante su líder. El otro, notablemente más grande y fuerte, con manchas de sangre en su armadura laminada parecía defender la idea de matar al humano allí mismo y "tomar lo que les pertenecía".

 

El humano, que parecía no entender por completo lo que allí se decía, pero que captaba la idea general, decidió por fin intervenir, para mayor furia del orco más grande. El humano utilizaba la lengua común, con acento de la zona del Mar de la Luna (al norte de Los Valles)

- Amigos, no quisiera interferir en vuestra amistosa charla, pero el tiempo apremia. Tenemos un calendario que cumplir ¿recordáis?

- Pues no perdamos tiempo. Danos lo nuestro y acabemos con esto. - Contestó el orco grande en un común correcto con un acento evidente pero no demasiado fuerte.
- No, lo siento, no puede ser. Tengo que hablar con vuestro líder. Tengo lo que quiere y debo asegurarme de que puede efectuar el pago. Si no hay pago no hay mercancía.

- Podemos matarte y tomarla.

- Cierto. Sois fuertes y estais bien armados – dice echando un vistazo a los orcos a su alrededor. Los que le habían acompañado hasta allí estaban preparados para un posible combate, pero los otros diez iban armados para la guerra – sabéis donde acampa mi gente y seguramente podrías matarlos a todos y llevaros la mercancía. Pero si no lo habéis hecho ya será por una buena razón. ¿Me equivoco? Tenéis órdenes y debeís cumplirlas. Llevadme ante vuestro líder y que él decida.

- Hablas mucho, humano. Te llevaremos ante nuestro líder. Ella te mostrará que puede hacer el pago. Pero ten esto presente. Cuando todo esto termine, y nos libremos de los oscuros que se han instalado al oeste – mientras lo dice señala en esa dirección - será mejor que no volvamos a vernos, o te haré lo mismo que a la bruja de allí arriba- añade señalando hacia el lugar donde se encuentra la casa en llamas.

- Me parece bien. ¿Podemos irnos ya?

El orco no respondió. Se limitó a sotar un bufido y darse la vuelta para ponerse en marcha, seguido por sus compañeros. El humano y los orcos que lo escoltaban le siguieron para internarse en las montañas. Cuando la reunión terminó y los orcos se hubieron ido, el grupo de aventureros se dió cuenta de que toda la escena había tendio lugar en una encrucijada. De senderos de cabras, pero una encrucijada a fin de cuentas. Los orcos se dirigían hacia el norte, presumiblemente hacia su campamento para que el humano pudiera reunirse con su líder y hablar de negocios.

 

Cuando los orcos estubieron lo bastante lejos para que no pudieran oírlos pero no tanto como para haberlos perdido aún, Aramir fue el primero en romper el silencio.

- Bueno, ha sido interesante cuanto menos. Llama especialmente la atención que el orco grande se haya referido a su líder como "ella". ¿Una mujer dirigiendo a los orcos? Parece inaudito.

- Puede ser un problema de traducción. - Contestó Amroth poniéndose en pie- Ya sabéis, no era su lengua natural, puede haber confundido el pronombre.

-No lo creo. Su uso del común era muy bueno, domina la lengua. Creo que realmente hay una mujer dirigiendo a esos orcos. - Shadril también se puso en pie preparandose para ponerse en marcha de inmediato.

El guerrero humano, sin embargo, aún no se había puesto en pie. Parecía remiso a continuar la marcha.

- ¿Y qué puede tener ese humano para que los orcos estén dispuestos a comerciar con él?. - cuando por fin se puso en pie añadió - Bueno, al menos sabemos dónde éstan los drow ¿no? Supongo que con oscuros se referiría a los elfos oscuros y ahora sabemos que están en esa dirección – Dijo señalando al oeste.

Comprendiendo la mirada de duda de la sacerdotisa, el explorador trató de tranquilizar su conciencia.

- No discuto que ese humano necesite que le rescaten, pero no creo que él opine lo mismo al respecto. De todas formas no estoy seguro de querer rescatar a alguien como él. Si hace tratos con los orcos, se merece lo que le pase.

 

 

¿Que hacemos pues? ¿Nos dirigimos hacia el oeste a ver si por fin encontramos a los drows? ¿O seguimos a esos orcos hasta su campamento para ver lo que traman? ¿ O acaso alguien quiere salirles al paso ahora?

0 comentarios